Un objetivo empresarial es aquel resultado que una compañía desea obtener, hacia el que se dirigen todos los esfuerzos y todos los recursos necesarios. Para que esta meta sea alcanzable debe ser medible, clara, realista y coherente y debe implicar a todas las áreas que componen la empresa en la consecución de la misma.
Si una organización quiere progresar y ser líder en su sector, debe adecuar y adaptar los objetivos a cada una de las etapas que se encontrará en el camino al éxito. Por tanto, en su plan estratégico no debe contemplar solo objetivos a largo, medio y corto plazo, debe clasificarlos también en base a la fase en la que se halla y en el entorno en el que se sitúa.
Los objetivos empresariales orientan y coordinan las decisiones a todos los niveles
Así, dependiendo de su naturaleza, su jerarquía y la forma en la que se miden, los objetivos se clasifican en varios tipos:
Objetivos generales – también conocidos como objetivos genéricos, son aquellos que engloban otras metas más concretas y están relacionados con el aumento de ventas, la formación de personal, obtener una mayor rentabilidad, etc.
Objetivos específicos – muy necesarios para alcanzar los objetivos anteriormente descritos, son más precisos en términos de tiempo y cantidad. Por ejemplo, dentro del objetivo general del aumento de ventas podemos tener un objetivo específico de un incremento del 30% en un período de 12 meses.
Objetivos estratégicos – formulados por los altos directivos de la empresa, buscan el crecimiento sostenido y constante, sirven para definir el rumbo de la corporación y, normalmente, son muy generales y de largo plazo.
Objetivos tácticos – muy comunes a nivel departamental también están formulados por los directivos y se establecen en base a los objetivos estratégicos. Para que sean efectivos, deben ser reforzados por los objetivos operacionales.
Objetivos operacionales – muy específicos y planteados a corto plazo, están pensados para un trabajador concreto, teniendo en cuenta sus responsabilidades, habilidades y aptitudes.
Objetivos cuantitativos – centrados en el corto plazo se fijan para alcanzar mejores resultados económicos, como previsión de ventas, beneficios por zonas geográficas, ect.
Objetivos cualitativos – se aprecian a medio y largo plazo y se centran en los aspectos más relacionados con conceptos como el posicionamiento o el reconocimiento de marca, que han adquirido gran importancia con la irrupción de las redes sociales y de los nuevos tipos de consumidor que existen en la actualidad.
Los objetivos empresariales sirven de punto de referencia para evaluar y controlar los resultados obtenidos
Los objetivos sirven, además, para motivar a todos los miembros que forman parte de la empresa, desde los altos directivos hasta los trabajadores de menor cualificación. Para ello, la mejor herramienta que tiene una compañía es utilizar una comunicación clara y abierta, dirigida a todos los componentes de la organización, en la que se expongan todos los objetivos que se quieren alcanzar y cómo se quiere hacer.
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